El ya famoso #IceBucket fue cambiando de tonalidad a medida
que pasaba el tiempo. La primera semana nos picó la curiosidad por saber de qué
se trataba tanto la campaña como “eso del ELA”. Se registraron miles, millones
de búsquedas en Google sobre qué famosos se sumaban al desafío y a quiénes
nominaban. -Ah, decíamos, el que acepta el reto desafía a otros tres!, tratando
de seguir la lógica de este juego que pronto se vilarizó y superó todo tipo de
fronteras.
Luego, una vez que nos acostumbramos al “juego”, perdimos la
curiosidad por saber quiénes se dejaban empapar. Total, Messi ya lo había hecho,
y George Clooney seguía galanteando con asumir o no el desafío, después de las
cientos de nominaciones que recibió.
Opinología y algo más
Y, por supuesto, saltó nuestra inmediata capacidad de
Opinólogos Profesionales, y una lluvia de cuestionamientos reemplazó al interés
por los nominados.
“¿Por qué desperdiciar tanta agua, cuando hay miles de
personas sin acceso a una red potable?” “¿No basta con pasar una cuenta
bancaria para que la gente haga donaciones?”
“La gente”. Y esos cuestionadores, ¿no se consideran “gente”?
Sinceramente no quiero convertir este post en un retruco a los retruqueadores,
sino animarnos a ir más a fondo en los
planteos. Y sumar otros puntos de referencia, que nos centren en el objetivo
de esta original campaña publicitaria: dar a conocer la enfermedad, y pedir
colaboración para pagar la investigación de los laboratorios.
Un video que nos
humanizó
Aquí está el meollo de la movida: y nos lo muestra de un
modo realmente conmovedor Anthony Carbajal, un joven californiano al que le acaban
de diagnosticar ELA, en un video casero (http://www.youtube.com/watch?v=qOfL-dpuXGk).
Una vez más: cuando nos animamos a ver el
rostro de los problemas, las
propuestas adquieren luminosidad y matices insospechados. Entre lágrimas, con
sólo 26 años, develó al mundo el nudo inhumano que fue el origen de esta
campaña: “Sólo 30.000 personas en Estados Unidos sufren de ELA (…). Y no hay
mucho incentivo para que las compañías farmacéuticas inviertan billones de
dólares para desarrollar una medicina porque yo no significo una ganancia para
ellos. ¿No vale la pena salvarme?”
Anthony Carvajal, enfermo de ELA |
Superficiales, insensibles, sorprendidos, fue la sensación que
tuvimos muchos. Este video rompió la inercia de ir viendo qué famosos se
dejaban empapar, y a quienes nominaban. Como siempre, fue llegar al corazón humano de la demanda a cubrir para que nos
dejemos empapar el alma. Una demanda que hablaba de la vida y de la muerte,
de la calidad de esa vida y del cumplimiento de las expectativas personales. De
madurez, en una palabra, para afrontar las consecuencias del ELA y su impacto
en la vida de quienes más queremos.
Un nuevo desafío para
todos
Ahora que el impacto en la sociedad ya se logró, sería hora
de que la organización diera a conocer los métodos para estudiar la deseada
droga para curar del ELA. Por algunos sitios web circuló la noticia que para su
investigación, necesitan experimentar con células madre embrionarias. ¿Esto no
significa “pan para hoy, hambre para mañana”?. Esta vía no sólo no es “rentable”,
en el sentido que lo dice Anthony, sino que excede la lógica de toda
investigación. Caer en la discriminación
de utilizar a algunos para salvar a otros, hace ruido en cualquier conciencia.
Por otro lado, nos
enfrentamos a el desafío más profundo: ¿sólo nos divertimos siguiendo la
evolución de la campaña, o donamos a ésta u otro institución caritativa? Ojalá
que sí, que estos baldazos de agua fría de muchos, nos hayan llegado al corazón
(y al bolsillo, que pasa a ser el dios de nuestra generación) de todos.
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